viernes, 29 de enero de 2010

ENFERMEDADES NERVIOSAS

Los "nervios", es una denominación usada para todo tipo de tensión en los seres vivos, para la ansiedad difusa, los celos recurrentes, la expectación amañada y sensaciones, que van en su ambiguedad, de un extremo a otro de la salud y la patología, abarcando en su recorrido, el polimorfismo de la sexualidad.
La observación de tales estados, suele comenzar en la familia, donde padres y compañeros sentimentales, legales o no, llegaron a representar el papel de agentes de un dispositivo de control de la sexualidad que, apoyado en la asistencia médica y educativa, llegaron a psiquiatrizar y a psicologizar, los vínculos de la alianza familiar. Aparecieron de ese modo, perfiles tópicos, como la mujer nerviosa, la esposa frígida, la madre indiferente o asaltada por ideas criminales; el marido impotente y violento, sádico o perverso; la hija histérica o neurasténica; el niño precoz y agotado o el joven o la joven homosexual o padeciente usuario de un trastorno obsesivo compulsivo. Se constituyeron de ese modo, figuras mixtas de la alianza descarriada y la sexualidad desviada.
Se ha generado de ese modo, una demanda incesante de la familia: pide ayuda en esos avatares desdichados. Se encuentra atrapada por el modelo ideológico que la regula y establece, y dirige hacia los especialistas la queja de su sufrimiento psíquico sexual.
También en estas cuestiones, el viejo Profesor Charcot, representó una figura central. Durante muchos años, fue el más notable entre aquellos a quienes las familias europeas, incomodas por la situación que los desbordaba, solicitaban atención y arbitraje. El especialista aconsejaba, separar al "enfermo" de su familia y para observarlo mejor lo escuchaba lo menos posible. Decía: "Para tratar bien a una joven histérica, no hay que dejarla con sus padres, hay que llevarla a una casa de salud". "¿Saben cuánto tiempo lloran a sus madres las jovenes enfermas, cuando las dejan en el sanatorio? Una media hora, no es mucho que digamos". Además decía: "En los casos de histeria de jovenes varones, hay que separarlos de sus madres. Mientras estén con ella no hay nada que hacer".
Supongo que se buscaba separar, el dominio de la sexualidad del sistema de la alianza, con el fin de tratarlos neurológicamente. El Profesor noto con que dificultad "cedían" al médico al paciente, que sin embargo, venían a traerle.
A pesar de todo, vigilaban estrechamente las casas de salud, e interferían cuanto podían el trabajo de su sanacíon. En realidad, no tenían porque inquietarse, ya que se trataba de devolverles individuos, sexualmente integrables al sistema social y familiar.
"No hay que hablar de esas causas genitales", decía, en voz baja, el catedrático a sus ayudantes.
En esas circunstancias, el Psicoanálisis tomó el relevo. Modificó considerablemente el régimen de las inquietudes y las inseguridades. Al parecer, en un principio, suscitó cierta desconfianza y hostilidad, puesto que se proponía, llevando al límite la lección de Charcot, recorrer fuera del control familiar, la sexualidad de los sujetos, la sacaba a la luz sin recubrirla con el manto neurológico. Es más, parecía poner en entredicho las relaciones familiares.
De tal manera que el Psicoanálisis, que según su modalidad parecía colocar la confesión de la sexualidad fuera de la soberanía familiar; en el corazón mismo de dicha sexualidad, reencontraba como principio de su formación y cifra de su inteligencia, la ley de la alianza. Ésta codificaba esos cuerpos que los pacientes estaban descubriendo y, le imponía desde un principio una estructura, incluso jurídica. Se descubrió, en los juegos y dramas mezclados de los esponsales y el parentesco, los desvíos del incesto.
Claramente, la sexualidad, no podía aparecer por naturaleza, extraña a la ley, porque en realidad, la verdad es que se constituye gracias a ésta.

4 comentarios:

  1. Hola, que buen tema el que tratas en tu entrada, un gusto conocerte, quería agradecer tu visita, me gusta tu blog.

    Besos

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  2. medianoche,bienvenida. Me alegra que te guste.
    Besos

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  3. Hola Jaime: Ma ha gustado el título, porque creo que realmente es así.

    Los que padecen alguna patalogía de las citadas por ti, además de la medicación en muchos casos, no queda otra, es muy importante tener sesiones con un psicoanalista, sin ser juzgados sólo escuchados, es muy importante la escucha y si el psiquiatra, psicoanalista lo estima oportuno... dar unas normas de conducta para que el dolor y enfermedad se puedan mitigar dentro de lo posible, Jaime, sé de lo que estoy hablando, por experiencia propia.

    Me ha encantado tu texto así como me gustan tus poemas.

    un abrazo

    Maite

    P.D. La homoxesualidad, perdón, no es ninguna enfermedad, sí, una opción de amar al sexo que uno sienta y quiera.

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  4. Maite, gracias por tu sincero comentario.Desde luego que todas las opciones del amor son validas. No creo que el artículo sostenga que la homosexualidad sea una enfermedad en sí misma, el sufrimiento en el que están atrapados algunos humanos, debe encontrar una alternativa, sea cual sea su opsción sexual o amorosa, me parece.
    un abrazo

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