viernes, 10 de julio de 2009

LA VOZ INOPORTUNA

La cuerda
que toca el mimbre de tu voz
atraviesa el aire,
sencillamente,
en florecidos corchos
que interrumpen
mi encuentro,
con algunos versos.

Quiebro la noche
en tímidas legumbres,
mientras duermo
en un mano a mano
con mi sombra,
jugándome
actos venerables,
otros epitafios.

Brindo en conjunto
por tu voz valiente,
abriendose a la respiración
del torso vivo de mi rostro.

Y, si estimara en conjunto
la casa despierta
de tu queja a destiempo,
sabría acercarme
a la majestad
de tu índice escarlata
y a la mansedumbre
de la mosca ardiente
en la mirada,
prendida
del gran átomo de la ignorancia.

En tal caso,
este cerebro mío,
oculto bajo un sombrero,
exigiría
la infausta analogía
de recuerdos y matiz,
que, a veces,
con dudoso exito,
sacrifico
en tabloides cívicos.

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