viernes, 3 de abril de 2009

CUANDO RESURGIÓ DEL HUMO

Cuando ella me dijo: es la última mañana que me ves fumando, abandonó el humo y se entregó a la letra del paño de la risa que alborotó sus células. La luna lunera, lunita de plata de interiores, reflejó su mirada anhelante y mutaban en ese gesto, sus pequeños pulmones vacilantes.
Páginas deslizándose, en la piel de alveolos en clave de sol, abriendo sus ojos palpitantes, en el agudo viaje de la desesperación a la esperanza.
Surgió después de los suaves ungüentos del humo tibio, con un espeso olor a pasado que no vendrá. Así, en un movimiento crepuscular bailaba en los cocoteros gigantes al borde del mar, y se alimentaba de fresas y frases del frondoso bosque mientras jugaba en la vieja cocina familiar.
Abandonar el humo alborotaba sus cabellos, en el trance de salir del gran silencio sanguíneo y esa era una situación de honda sugestión para mí.

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