viernes, 27 de febrero de 2009

¿A DONDE VAS MI AMOR CON TANTOS BRÍOS?

¿A dónde vas mi amor con tantos bríos?
me dijo desde el lecho y lo miré sonriente.
Guardamos silencio al andar.

Nacimos en tiempos de grandes acontecimientos
cuando una guerra o la peste,
lanzaba vahos en la descomposición
o la muerte.

Viejos ladrones de palabras
fruncían el ceño con aire grave afirmando,
que los fantasmas con alas negras de gran envergadura
que habían observado
por encima de bancos de arena y escollos,
eran genios de la tierra y el mar
quienes paseaban vientos en la tempestad.

Se llegaba a decir mientras volábamos
trazando círculos cercanos al sol,
que nos nutríamos
en las más puras
esencias de luz.

Ojos vengadores que las ciencias ignoran,
esparcen llamaradas lívidas,
pasan girando sobre sí mismos,
articulan
palabras desconocidas por el cuerpo
cuando sumergido en el insomnio,
oye la respiración
de vagos rumores de la noche.

Durante siglos
no reconocí límites a mi furor,
y sufrí arrebatos de crueldad
que me volvían insoportable
a quien se presentaba a mi mirada salvaje,
si acaso sentía
que se trataba
de alguien de mi raza.

En tanto desarmo el engranaje
de refinados suplicios,
cuéntales alguna mentira
que sirva de pasto a la leyenda
de seres de hermososo ojos vacunos.

Tampoco quiero molestarte.
Sólo
dejar constancia.

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